En Montanera Lozana nos encanta descubrir joyas gastronómicas que despiertan la curiosidad y el asombro. Hoy te traemos uno de esos tesoros que bien podrían considerarse una obra de arte culinaria: Pule, el queso más caro del mundo.
Originario de Serbia, este queso no es simplemente caro por capricho: está elaborado con leche de burra, un ingrediente tan escaso como exquisito. La leche proviene de burras criadas en libertad en la Reserva Natural de Zasavica, donde se cuida cada detalle del proceso, desde el ordeño manual hasta su maduración.
¿Sabías que se necesitan 25 litros de leche para obtener tan solo un kilo de Pule? A eso se suma que una burra produce apenas dos litros de leche al día… y no todos los días. Por eso, no sorprende que su precio ronde los 1.000 a 1.200 euros por kilo. Un lujo para los sentidos, sí, pero también una forma de apoyar la preservación de una especie autóctona en peligro de extinción.
En cuanto al sabor, Pule no decepciona. Tiene una textura firme pero delicadamente cremosa, con notas saladas y un fondo suave que recuerda al manchego curado, pero con un perfil más elegante. Ideal para servir en pequeñas porciones, acompañado de fruta fresca, frutos secos o una copa de vino blanco seco, es un bocado que no se olvida.
Este queso se ha vuelto tan codiciado que incluso el tenista Novak Djokovic llegó a comprar la producción entera de un año para sus restaurantes. No es solo una delicia, es una declaración de intenciones: disfrutar de lo único, lo auténtico y lo que aún se hace con mimo artesanal.
En Montanera Lozana, aunque no tengamos Pule (¡aún!), celebramos este tipo de productos que elevan la gastronomía a otro nivel. Son un recordatorio de que el lujo también puede ser sinónimo de sostenibilidad, respeto y tradición.
¿Te animarías a probarlo si tuvieras la oportunidad?